La imagen que ha llegado a nuestro días de la mujer medieval esta estereotipada por los relatos que tenemos sobre ella. Estas narrativas no son inventadas, pero tampoco fidedignas porque hay muchas particularidades que hacen que no se pueda generalizar.
Una de estas excepciones pueden ser los beaterios que hay en la zona de Países Bajos. Estos espacios de “libertad” femenina rompen la idea que tenemos. Es cierto, que no gozaban de una libertad plena, pero sí de cierta capacidad de toma de decisión por sí mismas. Lo que hace que estas ciudades de mujeres dentro de las ciudades se desarrolle una vida diferente a la que tienen las mujeres en la propia ciudad o en los conventos. Las primeras en manos de los hombres y las segundas en manos de Dios.
La idea de estos beaterios esta en la Península bajo-medieval con connotaciones radicalmente distintas como explica Pedro Santoja. Se van a desarrollar de manera distinta tanto es así que las beguinas del norte de Europa han durado hasta el siglo XX, mientras que las de la península y el norte de Italia fueron eliminadas durante el pontificado de Juan XXII “por sostener doctrinas heterodoxas”
Aunque ambas corrientes presenten detractores, la percepción que se tienen en los Reinos Cristianos es completamente negativa. Además va a ser utilizado para justificar la idea de maldad que tienen las mujeres, ya no solo las beguinas, sino aquella que no siga la ortodoxia de la iglesia.
Un ejemplo de esta persecución se ve con la creación del Malleus maleficarum dos años después de la bula papal de Inocencio VIII. Por la cual se instaba a la inquisición a perseguir aquellos que realizaran culto satánico, entre las que se encontraban comadronas, curanderas, alcahuetas, virgueras, entre otras. A todas ellas se las englobaba en la categoría de brujas y agentes del demonio.
En el medievo se crea una pequeña y mediana nobleza que se opone a la jerarquía eclesiástica. Además desarrolla una literatura donde recoge estos hechos paganos, en contra posición a la ejemplar. En esta se narra porque los hombres pecan por culpa de la tentación femenina.
La literatura que comenzó en la caballería habría que estudiarla, en contra posición a la ejemplar para crear una idea cercana a la realidad medieval. Porque las mujeres no son todas unos diablos como se pretende hacer ver desde cierto sector. A las que se las llega a desnaturalizar para acabar con aquella que no acepta el status quo.
Esa deshumanización que se da en la Edad Media se extiende hasta nuestros días, aunque no de manera tan agresiva. Pero sí hay que seguir luchando para romper esos techos de cristal que existen más de de cinco siglos después.