Seguro que, durante estos días, habrán recibido ustedes noticias sobre la flamante medallista olímpica Peleteiro, que ha afirmado que “lo de dos negros ganando medallas le habrá jodido a mucha gente". Es agosto. O nos pegábamos al bodrio de esta chica o era lo de la nieta de Terelu, o el posado en bañador negro de franela de Carlota Corredera, a la que, a pesar de ser feminista, hay que reconocerle el mérito de no haber salido a decir “que una gordita haya hecho un posado para el Lecturas es algo que habrá jodido a mucha gente.
Para empezar, y si me leyera Peleteiro, le diría que es imposible que ningún racista esté pegado a los Juegos para juzgarla. Los efluvios que emana el espíritu deportivo sólo movilizan emociones y sentimientos maravillosos. Todos positivos. Sus valores sólo movilizan el corazón de las personas que los tengan. La gente que cree en el esfuerzo, la superación, la perseverancia, la empatía por el éxito personal de alguien que, aunque ajeno, se vuelve familia durante unos días por el milagro obrado por la bandera de España, porque la bandera puede obrar el milagro de convertir a alguien completamente imbécil en un referente mundial. Y se puede ser una perfecta imbécil, aunque una sea negra y mujer. Por mucho que la Fiscalía quiera convertir en ley la incompatibilidad entre la imbecilidad y el genoma.
Los Juegos son milagrosos en serio. Sus efluvios positivos aún te convierten en mejor persona. Yo hasta he visto a jodidos rojos parecer personas normales durante miles de eventos deportivos. Dejan a un lado la mala suerte de vivir una vida de odio y resentimiento para vibrar por Rafa Nadal, mucho más negro que Peleteiro, por cierto, como si fueran querubines de 1o de le la ESO. El espíritu del deporte les da una segunda oportunidad porque, durante algunos momentos, les posibilita intercambiarse de cuerpo y fantasear que no tienen esa vida de mierda que se han construido para el resto del año. De forma que me aventuro a afirmar que a nadie le ha podido joder que Peleteiro ganara esa medalla por ser negra, aunque lo cierto es que, seguramente, lo hizo mejor que otras por serlo. Existen claras diferencias en los tipos de cuerpos de blancos y negros. Es biología. Los deportistas negros suelen tener miembros más largos con menores circunferencias, lo que significa que sus centros de gravedad son más altos en comparación a los blancos de la misma altura. Todos los estudios afirman que los velocistas negros son un 1,5% más rápidos que los blancos, mientras que éstos tienen la misma ventaja en el agua, aunque los payasos de la izquierda, y la pobre Peleteiro, llamarían a eso “los muros del racismo que hay que derribar”. Hay que joderse, porque los teóricos antiracistas de estos días, incluyendo a la pobre Peleteiro, han convertido esa suerte biológica en un estereotipo étnico. Son tan hábiles como los combatientes contra la transfobia, y defensores de la Igualdad, que han colado a Hubbard, un neozelandés con cara de charcutero, la ex coleta crespada del ex El Coletas, y un pene del tamaño de las torres KIO, a competir con Lolitas en Halterofilia.
Otra cosa que le diría a Peleteiro es que, puestos a buscarse un club de víctimas de agravios e injusticias de la jodida vida, no elija el de los negros. Negro era Michael Jordan, y para que Ana flipe, si es que me lee, voy a contarle que yo estuve enamorada de él durante buena parte de mi adolescencia. Incluso me apunté a basket con la esperanza de toparme con él en algún clinic esos que daba Aito García Reneses en el Montseny´, cuando el Montseny aún no era el Monte Rushmore de los Molt Honorables del 3%. “Fly like an eagle” iba a sonar en nuestra boda.
Negra era Naomi Campbell, la Diosa de Ébano, que se llevaba a todos los blanquitos de calle. Mi bis abuela germana de Stuttgart es más morena que Peleteiro. Ana es, como mucho, poseedora de un ligero tono tostado muy por debajo del que cualquiera de ustedes podría coger en Costa ballena, Rota. Su color de piel es el que está de moda para las jóvenes blancas, o el que yo intento conseguir cuando salgo de noche y me embadurno de pote fluido Teint Miracle. Michel Jackson estuvo inflándose a inyecciones de Propofol para aguantar los dolores provocados por las técnicas de blanqueamiento. Michel Jackson hubiera matado por el tono de piel de Ana Peleteiro.
Ana, si me lees, no eres negra. Eres tostada. Aunque de corazón, y en contra de lo que sospecho, espero que no te sientas complacida por eso.
Ana, ahora mismo me estoy acordando de Chicho Sibilio, Donato, Venancio Murcia, Serge Ibaka, Niurka Montalvo, y Orlando Ortega. Todos deportistas españoles que representaron a España, algunos nacionalizados, otros españoles de nacimiento, algunos implicados en grandes éxitos del deporte español y todos bastante más negros, más cojonudos, y con menos complejos. Antes de escribir este artículo, he buceado por sus vídeos, y de ninguno recuerdo, en ninguno veo, alusión ninguna al desprecio por el color de su piel, ni recuerdo que se montaran una película parecida. A lo mejor es porque entonces los éxitos sólo eran éxitos. Y todo era de verdad. A lo mejor es que, entonces, aquellos deportistas no consideraban que ser negro fuera una putada y, por tanto, no vivían de convertir la lástima por ellos en un hito deportivo.
Suerte Ana. La España a la que llamas “racista” es la España que te aplaude. No dejes que te conviertan en una muñeca rota.