Una persona normal, que respete las formas de ver la vida de cada cual, no es capaz de entender lo que pasa en Gijón, no es capaz de entender la permanente agresión de las decisiones de la alcaldesa a la vida de los gijoneses.
Persiguen el uso del coche particular, eliminan aparcamientos, limitan la movilidad, prohíben, multan, orientan… y lo hacen con ese estilo paternalista, con ese ramalazo sabiondo de decirnos a los demás cómo tenemos que vivir porque ellos se consideran los jueces de las vidas ajenas.
Pero la última vuelta de tuerca –por el momento-, ha sido especialmente grosera, la prohibición de la feria taurina de Gijón por los nombres de los toros, uno “feminista” y otro “nigeriano”, es una excusa demasiado burda hasta para la izquierda dogmática.
Buscan acabar con nuestra libertad, y ante eso sólo cabe resistirse y actuar
No voy a relatar los centenares de ejemplos de nombres de canciones, de grupos, de cuadros, de novelas… que pueden ser criticados a la vista de un censor de hoy en día, pero utilizarlo como coartada para impedir que se siga celebrando una feria taurina, a la que acude quien quiere, que no le cuesta ni un solo euro a los gijoneses y que al menos crea riqueza directa en la ciudad por 7 millones de euros como acaba de hacer público la Cámara de Comercio, no es tolerable , y para muchos ciudadanos despistados no tienen ningún sentido.
Pero realmente sí que lo tiene, tiene todo el sentido para una izquierda que basa su razón de ser en imponernos toda una forma de vida. Nos imponen cómo debemos de movernos, de viajar, de vivir, de gastar nuestro dinero y hasta de pensar. Sin rubor, por puro disfrute, por pura ideología y sectarismo. Porque que nadie debe engañarse, no buscan el bienestar general de la ciudad o de los gijoneses, no busca gobernar para todos, no busca consensuar nada con los vecinos de Gijón, buscan imponer, sólo imponer, también a quienes les votan.
Y ante esto yo creo que no cabe ponerse de perfil, ante esta ola agresiva para todos ya no cabe el negacionismo de los buenistas, de los “quedabien” de los que nunca critican nada porque creen que las prohibiciones no les afectan. Estamos en un momento demasiado crucial para nuestro futuro como para contemplar desde la placidez del hogar (quien la tenga) como nos roban libertades y nos imponen su agenda ideológica.
Es hora de militar activamente en una resistencia, en nuestro caso a la alcaldesa de Gijón, en la calle, con serenidad y contundencia, hablando claro, en los bares, en las tiendas, con nuestros vecinos. Rompiendo el discurso dominante del silencio y del miedo.
Porque no buscan acabar con los toros, buscan acabar con nuestra libertad, y ante eso sólo cabe resistirse y actuar.