¿Puede y debe un liberal entrar en política?

Artículo de Miguel Puga

Artículo de Miguel Puga

¿Puede y debe un liberal entrar en política?, artículo de Miguel Puga

En las últimas semanas se ha puesto de moda en Twitter un debate que suele ser bastante recurrente, sobre si los liberales pueden y deben entrar en política. A raíz de varias incorporaciones al equipo de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, como son Juan Manuel López Zafra, Manuel Llamas o Irune Ariño, sumado a la irrupción del economista argentino Javier Milei en las Elecciones PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) en Argentina, donde consiguió el 13’66% de los votos, se vuelve a poner sobre la mesa de debate.

 

En el presente artículo trataremos por un lado si los liberales pueden entrar en política, y si deben hacerlo.

 

En primer lugar, ¿puede un liberal entrar en política?

 

La respuesta es bastante clara, y es que sí. 

 

Un liberal no se opone ni a la existencia del Estado, ni a la existencia de impuestos, sino todo lo contrario. Un liberal otorga legitimidad al Estado para crear e imponer leyes, cobrar impuestos, etc., cuestión distinta son los libertarios, que trataremos más adelante. 

 

Por tanto, no existe ningún tipo de contradicción entre ser liberal y trabajar en el sector público, un liberal puede perfectamente defender un Estado del Bienestar con sanidad pública, educación pública y con una estructura que garantice una serie de ingresos mínimos para aquellos que tengan una mayor dificultad de encontrar un trabajo o con falta de recursos, esto mismamente es lo que defendía el economista austríaco Friedrich Hayek (véase Los Fundamentos de la Libertad).

 

Existe un cierto malentendido entre liberales (y también otras corrientes ideológicas) por el cual parece que los liberales son anti-Estado, como si ser liberal significase que se busca la abolición del Estado, o por lo menos su reducción a niveles mínimos. Si bien esta interpretación tiene cabida dentro del liberalismo, es decir, en buscar la reducción del Estado en una pequeña o gran cantidad, también tiene cabida la creación o el mantenimiento de un Estado del Bienestar que se encargue de muchas cuestiones. 

 

Tema aparte son los libertarios, aquellos contrarios a la existencia propia del Estado y defensores de la ilegitimidad del mismo. En mi caso particular, no tengo clara una postura al respecto, ya que en unos casos podría estar justificada si la persona que accede a un cargo público lo hace para recuperar parte del dinero que le ha sido arrebatado con anterioridad, o bien si lo hace para reducir el tamaño del Estado, reducir competencias estatales, eliminar regulación, etc. Si por el contrario, la persona que accediera a un cargo público no dirigiera sus acciones a llevar a cabo dichas políticas, o tuviera un saldo neto positivo de ganancias con el Estado, entonces creo que no estaría justificada su participación en la política. En este artículo el politólogo y articulista habitual del Instituto Juan de Mariana, Eduardo Blasco, expone una opinión bastante acertada sobre estas cuestiones.

"Un liberal no se opone a la existencia del Estado"

Ahora vamos con la parte del “deber”, ¿debería un liberal acceder a la política?

 

Todo depende de cuales sean las intenciones de ese liberal, si sus intenciones son reducir el tamaño del Estado, bajar impuestos, devolver competencias a las familias e individuos que les fueron arrebatadas por el Estado y, en definitiva, ampliar el marco de libertades en comparación con el que tenemos hoy día, adelante, será una gran noticia que se consigan este tipo de logros. Ahora bien, si lo que se busca es incrementar el tamaño del Estado de Bienestar, incrementar la deuda pública, subir impuestos o reducirlos de forma ridícula, sobredimensionar aún más el entramado regulatorio sobre familias y empresas, etc., mejor que no entre en política.

 

Una vez hemos hablado del “poder” y del “deber”, podemos hablar de la utilidad que tiene esto finalmente a efectos prácticos, ¿sirve de algo la acción de los llamados liberales dentro de la política?

 

A la vista de la situación actual de España y de la evolución que ha seguido el país en los últimos 30 años, se podría decir que la incidencia de los liberales (o de los que se hacían llamar liberales) ha sido escasa. Es verdad que en regiones como Madrid si se ha seguido una tendencia algo distinta a la del resto de España, pero eso no quiere decir que Madrid sea un “paraíso fiscal” como se dice desde determinados sectores contrarios a las políticas del Partido Popular en Madrid, ni que sea un oasis de libertades civiles en comparación con el resto del país. 

 

En resumen, desde mi punto de vista el liberal que entre en política debe estar realmente convencido de lo que tiene que hacer, y no debe ser otra cosa que reducir competencias públicas en favor de la ciudadanía. Que pierda poder el Estado (y las Administraciones) y que le sea devuelto a cada ciudadano.

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