El trabajo nos hace libres, pero el Gobierno no te quiere libre. Por eso, se empeñan una y otra vez en promover políticas que dificultan la contratación, como subir el salario mínimo o mantienen un elevadísimo el coste laboral. La prueba de que las políticas de empleo españolas no funcionan se contrastan en los datos de desempleo, donde tenemos la mayor tasa de paro juvenil de toda Europa. Entre los menores de 24 años, el número de parados se eleva al 38%, frente al 6% de Alemania. Con esto basta para saber que las cosas no se están haciendo bien y que las medidas que toma el Ejecutivo no son más que echar gasolina al fuego.
Contratar a un trabajador con un salario neto mensual en 14 pagas de 950 euros al mes, le supone un coste mensual a la empresa de 1.474 euros al sumar las diferentes cotizaciones que debe abonar a la Seguridad Social. Si a esto le añades que el SMI no tiene en cuenta la diversidad geográfica, ni de edad, te da como resultado una gran barrera de entrada al mundo laboral.
A esto también hay que sumarle el fuerte coste de despedir en España, ya que una persona con un salario bruto de 1.500 euros mensuales que haya trabajado en una empresa desde 2011 hasta ahora, tendría que recibir una indemnización superior a los 15.000 euros en el caso de despido procedente.
Con estos dos datos ya podemos entender cuál es el problema del paro juvenil en España: barreras de entrada y barreras de salida. Pero, no solo eso. Sino que también, supone un hándicap para que una empresa haga a un trabajador fijo debido a los fuertes costes a la hora de prescindir de ese trabajador.
Aunque es cierto que el problema del empleo en España no solamente se reduce a esto, ya que también hay que tener en cuenta la temporalidad del empleo que se genera, la estacionalidad del sector servicios o la falta de cooperación entre sector privado y sector público para adaptar la enseñanza, especialmente en el caso de los FP.
¿Qué hace mientras el Gobierno?
El Gobierno lejos de tomar medidas para dejar de ser los campeones de Europa en desempleo juvenil prefiere dar bonos culturales o de alquiler. Una medida totalmente electoralista que no tiene en cuenta la situación económica de España. Si pusieran el foco en reducir el desempleo juvenil, esto generaría más ingresos al Estado en forma de cotizaciones sociales y, también, más riqueza. Pero, como decíamos, al Gobierno le interesa tener a la sociedad dependiente para que no muerdan la mano que les da de comer, para perpetuarse en el poder.
Cambiar el mercado laboral español para generar más puestos de trabajo pasa por hacerlo más flexible, por reducir las cotizaciones sociales que pagan las empresas, por abaratar el despido y/o crear una mochila austriaca, que permita más movilidad y mejor acceso a los jóvenes al empleo. Sin embargo, lejos de fomentar y de facilitar la contratación, el Gobierno mira hacia a otro lado porque su único objetivo no es el bienestar ni la prosperidad de la sociedad, sino perpetuarse en el poder.
En este punto, se puede pensar que abaratar las cotizaciones sociales supondría menos ingresos para las mermadas, y casi quebradas, arcas del Estado. Pero no es así, ya que un parado que reciba una prestación supone un gasto para el Estado, mientras que, si pasa a ser un trabajador, supone un ingreso para el Estado. Por tanto, bajar las cotizaciones haría que el Estado dejara un gran número de prestaciones y, seguramente, ingresaría más a pesar de bajar las cotizaciones. El motivo por el que no lo hacen es porque recibir un salario sin depender del Estado te hace libre y no rehén del Gobierno y esto, supone un riesgo para ellos, sobre todo por poder perder su sillón en unas elecciones.