En el momento que se liaban con alguien, las tías ascendían
Ahora, su ex de Boti no va a permitir al vulgo desbordarse públicamente en sus pasiones. Eso va a quedar reservado para nuestra corte ministerial: para Ábalos de putas en Portugal, para los del PSOE andaluz quemando la tarjeta black con 15.000 euros en putas por noche, para los niños de Teresa Rodríguez violando a las de VOX por llevar la camiseta logotipada con sus pulsiones fachas, y para Irene Montero pasándose por la piedra a Iglesias, a Rafa Mayoral, a Juanma del Olmo y a Sergio Pascual. Todos de podemos. Todos currándose a la ministra a pico y martillo en horario de “oficina”. No sé sin con miradas impúdicas, pero sí con mucha pichicilina. Con todo ellos compartió lucha y lecho.
Si las miradas impúdicas en el trabajo van a ser delito, ¿cuánto van a meterte por trajinarte a la fiscal general del Estado mientras vacías los fondos de PDVSA, Balta?
Beatriz Gimeno viene a trinchar a tu macho como a un pavo de Pascua con pasas. Quiere penetrarle analmente para que entienda como se clava el patriarcado en la mujer” como hace ella con el arnés de caucho, la birra con gaseosa, y “I want to break free”, que es como se pegan los polvetes inclusivos y antifascistas. De modo que, usted, lectora, ponga a su hombre porque, de forma inminente, llega la última glaciación lésbica.
Compareció Irene para anunciar la stasi sexual-empresarial transmutada de comunista en Tamarita Falcó. Últimamente parece como si la pequeña de la Preysler se hubiera comido revelando a la ministra sugestiva y con arrebatador escote picarescamente pronunciado. Como cualquier mujer madura consciente de haber vuelto al mercado de la carne, de donde ha decidido eliminar a toda competidora.
Es cierto que esa transformación estética no debería ser relevante. Habrá mujeres que lo consideren machista. Pero la verdad es que, hasta ahora, Montero y su ex macho patrocinador siempre habían relacionado el jabón y la etiqueta con el poder falocrático, el latrocinio pepero, y el fondo de armario de los cardenales del vaticano. Ahora, acaba de descubrir que el aseo es una ofrenda al soltero postulante del mercado y que siempre la ha frecuentado en el trabajo.
Irene sabe que jamás tuvo la deferencia de ir tan mona con el populacho. Esos a los que Iglesias llamaba “lúmpenes” en las asambleas ciudadanas, gentuza de clase más baja que la nuestra”. Irene sabe que se vive mejor y más sano con el aseo y a la unción del patriarcado. Y nosotras nos alegramos. Lo único que queremos pedirle es que si, lo tiene a bien, ya que ha descubierto las bondades de la promiscuidad, nos deje al menos algún miembro viril.
Les queda por encontrar, sin embargo, un adjetivo que califique la circunstancia de que, hoy por hoy, la mayoría de las políticas y medradoras de la política y la administración «feminista» asumen el liderazgo por el dedazo o la designación de su macho y la capacidad de ellas de provocar en ellos miradas impúdicas. Todavía no han encontrado un adjetivo que nos aclare esa metamorfosis bastarda del patriarcado.
Lo cierto es que no sólo tenemos varios ejemplos en Podemos de feministas reivindicando los derechos humanos de violadores y agresores sexuales condenados, sino también su aportación a la sociedad, aunque solo sea a través de su fantasía femenina. ¿Se acuerdan de Clara Serra, la responsable de Igualdad de Podemos asegurando hace 3 años en la mesa del debate televisivo de Pablo Iglesias, que «la fantasía de violación y de sexo con violencia es algo que la mujer podría desear»?
Enamorarse en España es ya más peligroso que tener hijos con una de podemos. Aunque, a juzgar por el inusitado ritmo sexual de sus integrantes, parece ser el único nicho femenino con el que podrán triunfar con toda seguridad. Serán como esos europeos que, desencantados de la indiferencia de la occidental abrazada al feminismo, acaban buscan a las asiáticas en Asian Dates.
Las que no somos ministras ni sus muñecos hinchables, tenemos un problema porque es un hecho que la mayoría de las parejas se conocen en el trabajo. Es pura biología. Y, sino, que se lo digan a los de Podemos que nace sobre todo con gente de treinta y cinco años para abajo; la militancia política supone pasar muchas horas juntos.... y una cosa lleva a la otra, y yo qué sé...
En Podemos, Iglesias se amancebó con Irene Montero, con Tania Sánchez, con Marisa Matías una Portuguesa, una compañera del Parlamento Europeo del Bloco de Esquerda de cuando Iglesias comenzó su andadura política, con Jessica Albiach, con la morita del USB porno, con Verstrynge… Siempre repitiéndose el mismo patrón: En el momento que se liaban con alguien, las tías ascendían. Y cuando rompían, caían en desgracia. Censoras del deseo ajeno que han convertido el suyo el su cena.